Un día decidí irme y no volver, y ya se que en un mes no se conoce mucho y menos cuando te la pasas trabajando pero me fui a buscar algo mejor una vez más. Ese mismo día de camino a casa compré una libreta y un lápiz y empecé a hacer lo que mejor sé hacer, escribir. Y me dije a mi misma: este será mi primer éxito, y lo titule UNA CHICA SOLA EN NEW YORK.
En esa libreta escribí no sólo todo lo que viví en mis primeros años en este país, sino que le encontré respuestas a tantas cosas y sentido a la vida; y entre tantas primeras veces y una lista de cosas por hacer por última vez, ocurrió la más bella metamorfosis nunca antes vista, la mía, porque creo que no existe nada más hermoso y gratificante para uno mismo que admirar el resurgimiento de nuestro propio ser, ver que sí pudimos y que convertimos en algo valioso para nosotros mismos y para los demás las vicisitudes de la vida, porque como lei por ahi a alguien que dijo: si Adele pudo hacer de un corazón roto no se cuantos Grammys tu que harás con el tuyo? Usalo de trampolín y ojalá mañana ganes un Grammy, un Nobel o yo que sé, pero por favor si Cuba está en ruinas y aun así es una obra de arte para los que la amamos, ¿por qué tú no? si algo te duele conviertelo en arte, en pintura, en danza o en un libro como hice yo, pero jamás permitas que el dolor se te quede adentro.